jueves, 27 de mayo de 2010

UN LINYERA EN FACEBOOK

PUERTO DESEADO 26MAY (C).- Muchos niegan su existencia y creen que se trata simplemente de un mito, ya que aseveran que no hay ser humano que pueda soportar las bajas temperaturas de la meseta patagónica, pero lo cierto es que desde hace dos años a 40 kilómetros de Caleta Olivia vive un hombre que algunos camioneros apodaron el Linyera de Fitz Roy.

Se trata de un porteño del nº 39 que dice llamarse Enrique; su figura robusta se distingue a lo lejos, a unos metros de la banquina, sentado siempre sobre un bloque que le sirve de banco; suele gastar sus horas mirando la marcha de los vehículos que transitan por la ruta nacional nº 3.

"Aquí por la zona estoy hace dos años, antes me metía en los cañadones para dormir, pero prefiero ahora estar cerca de la ruta para que me vea el médico, porque la vez pasada me agarró gripe y no me podía mover, por eso es mejor estar a la vista por cualquier cosa", contó a Crónica, cuidándose siempre de decir que, aparte de un par de zapatillas del 40 y un jarro enlozado no le hace falta nada.

"Tengo de todo, estas cobijas y este nylon son mi cama, no me hace frío, hago fuego solamente para prepararme un té o café, tengo de todo, lo único que necesito son unas zapatillas y un jarro enlozado… si algún vecino me puede regalar estaré agradecido", solicitó.

Reticente y esquivo a la hora de hablar de los motivos de su prolongada permanencia en la ruta, Enrique relató que hubo un tiempo en que tuvo casa y trabajo, pero vino la crisis y lo perdió todo, entonces se embarcó en el proyecto llegar hasta Ushuaia caminando aunque, luego de caminar cientos de kilómetros, sus fuerzas no le dieron más y decidió quedarse en el camino. "Dicen que no me queda tanto, por ahora voy a pasar el invierno aquí, después voy a seguir viaje", sostuvo en una promesa que pareciera hacérsela siempre, ya que Juanjo, un camionero de Arcor que suele recorrer casi a diario ese tramo confió a Crónica que "el Linyera de Fitz Roy seguramente está cansado de caminar y ya no se quiere ir de aquí pero al no tener donde guarecerse, el peligro es que pueda morirse de frío cuando comience el invierno", evaluó.

"La gente de Vialidad me ayuda con la comida"

Enfrentado con el agua y sin elementos de higiene personal a la vista, Enrique comentó que nunca se baña. "A veces me llevan al dispensario del pueblo para controlarme pero no me baño, me limpio nada más con un trapito".
"Por la comida tampoco me hago problemas, me la da la gente de Vialidad, o los camioneros que son buenos, siempre me traen algo; tengo comida de sobra; ahora tengo una bolsa de fiambre para la noche", señaló, al tiempo que sacaba de una pequeña cacerola un envoltorio de nylon donde podía observarse una generosa provisión de fetas de salame y de queso.

Casa a los 60

Para el linyera de Fitz Roy, su casa es definitivamente la ruta 3; "aquí yo veo pasar la gente y soy feliz; casa no me hace falta; después, quizás a los 60, por ahora estoy bien así, estoy sano, así que no me hago problema", señaló en claro ademán de que no quería hablar más sobre el asunto.

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La existencia de Enrique sobre la ruta ya ganó hasta adeptos internacionales: hace algunos meses, la escritora de San Julián Claudia Sastre posteó un comentario sobre la apasionante existencia de un hombre que vive entre Caleta Olivia y Fitz Roy; muchos cibernautas dijeron haber quedado intrigados por la forma de vida que lleva este hombre ante el clima hostil de la Patagonia, en tanto, otros se mostraron críticos de las autoridades por dejar que permanezca en el lugar ya que evaluaron que el hombre podría hasta ser víctima no solo del frío sino de algún otro percance como un accidente o alguna golpiza.
F: PATAGONIA

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